¡Quiero Trabajo!

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Sudores fríos. Palmas húmedas. Dudas. ¿Pantalón o falda? ¿Sincera o impostada? ¿Tendrá mi CV el formato adecuado? Dudas… Todos pasamos por un torbellino de incertidumbre por lo menos una vez en nuestra vida laboral. Como David, nos imaginamos enfrentándonos a un Goliat ante nuestra primera entrevista de trabajo, sin imaginar que un chicharro basta para derribar al gigante.

Un mar de dudas que en algún momento arrastró a los Musk’s, Bezos’, Dancuasas y todos los afortunados que enrolamos el mercado laboral. Una carga imaginaria que, en palabras de una voluntaria, nos obliga a “sacar piedras de mochilas y cambiarlas por burbujas de jabón”.

AQ Acentor ha vivido un viaje trepidante que nos ha llevado a ser más de 110 en oficinas de Madrid, Barcelona, Málaga, Sevilla y Valencia, en un espacio de tiempo muy corto. Un proceso de crecimiento que ha conllevado cientos de entrevistas laborales. Una experiencia que tiene un valor y que, bien dirigida, puede ser un apoyo para cualquiera que esté ante las fauces de un proceso de selección.

Por ello, cuando la Fundación Quiero Trabajo introdujo su función a la compañía, el match fue absoluto. ¿Qué hace la Fundación Quiero Trabajo? Su vocación es ayudar a personas en riesgo de exclusión social a integrarse en el mercado, principalmente mujeres. ¿Cómo lo hace? En dos fases: estilismo y formación.

Tenemos muchas tarjetas de presentación y pasamos filtros a diario. Siendo la primera la más aparente. A fin de cuentas, todos comemos por los ojos. Cómo vestimos dice mucho de nosotros y nuestra actitud y pone en relieve atributos de nuestra personalidad que pueden determinar cómo de aptos somos para una oferta laboral. En un piso en Chueca (o, a través de pop-ups itinerantes por toda España), la fundación recibe a las futuras empleadas y les ayuda a mejorar su presentación con un servicio bespoke -nunca mejor dicho- donde gracias a ropa donada por empresas, estrenan prendas que elevan su perfil.

La formación se compone de un ejercicio directo y práctico que pone en evidencia que no necesitamos un MBA de la IVY league para poder rengancharnos al mercado laboral. Porque, parafraseando a Azucena Mora (nuestra directora de RRHH): “las empresas buscamos actitud y formación, siendo la primera la que más determina”. Por ello, la formación se compone de dos partes: la primera, una revisión del CV que busca completar el negro sobre blanco con todo el bagaje imperceptible por uno hasta que no se lo señala el otro. ¿Una madre que ha sido capaz de sacar adelante una familia en condiciones precarias no es apta? Claro que lo es: su tesón, sacrificio, delicadeza, diligencia, optimización de recursos o adaptabilidad son capacidades más importantes que el paquete office básico. Una noción que, a menudo, se escapa a quien busca trabajo en una situación de riesgo que, como en una espiral, hunde la perspectiva personal y que supone un gran impulso cuando recordada.

La sesión concluye con la segunda parte: un ejercicio de simulacro. Un Sancta Sanctorum donde entrevistada y entrevistadora pueden emular cómo sería una entrevista de trabajo ‘complicada’, pero con la capacidad de recular, rebobinar y entender qué se ha hecho bien y cómo mejorar.

CV y formación, en ese orden, fueron los pasos del taller a modo ‘Speed-dating’ que se organizó en la Torre Emperador (HQ de AQ Acentor) entre una quincena candidatas y voluntarios de la compañía. En una jornada que, según avanzaba, difuminaba la noción entre entrevistador y entrevistado. El intercambio era mutuo y a ritmo de partido de bádminton. Las lecciones fueron dadas y recibidas

Tras ello, esperamos a la próxima ocasión para el rencuentro con Climilda, María Alejandra, Cristina, Ilsa, Sallys, Jhoseline, Ismary, Glenda y el resto. Entre el equipo AQ Acentor suenan campanas de voluntariado, por lo que esperamos que sea en breve.

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